domingo, 4 de noviembre de 2012

Historia de docentes 
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Docentes con historia 







Elvira Rawson 














Alumnos de tres secundarias de Rosario eligen el nombre que llevarán sus escuelas. 

En las últimas semanas hemos conocido la elección del nombre para varias escuelas secundarias de Rosario. En todos los casos las propuestas surgieron de nombres sugeridos entre docentes y estudiantes de cada establecimiento, y el finalmente elegido fue resuelto en votación por los alumnos. Los nombres en danza son todos muy significativos, y por eso queremos difundirlos desde este espacio. 

La Escuela de Enseñanza Media Nº 546, sita en San Lorenzo 8134, en la zona oeste de Rosario –y en la cual me desempeño como docente de música en 1º año- postuló a tres mujeres docentes de destacada trayectoria: Ángela Peralta Pino, Cecilia Grierson y Elvira Rawson, siendo esta última la finalmente electa para dar nombre al establecimiento. 

En los otros dos casos no se tratan de maestros del sistema oficial, pero tienen mucho que ver con la educación. Los alumnos de la Escuela de Enseñanza Media Nº 514, ubicada en Pasaje Lejarza 5430, en la zona oeste de Rosario, resolvieron elegir a un conjunto de mujeres que han sido maestras de la vida, dándole al establecimiento el nombre de las Madres de la Plaza 25 de Mayo. 

Por su parte, los alumnos de la Escuela Nº 551, ubicada en Ayolas y Grandoli, en la zona sur de Rosario, postularon los nombres de la autora y cantante María Elena Walsh, el cantante León Gieco, y el finalmente escogido: Sonia Beatriz González, joven estudiante rosarina que era vecina del barrio La Tablada y obrera del Swift, desaparecida en 1977 cuando fuerzas militares la secuestraron de su casa, a las dos de la madrugada, frente a su familia. Este último caso tomó mayor difusión cuando el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe rechazó inicialmente la decisión de los alumnos, argumentando que la estudiante elegida no había sido una persona destacada. Pero el generalizado repudio que esto generó en la sociedad logró la reversión de la medida por parte del propio ministerio, por lo que el nombre de Sonia Beatriz González ya ha sido aprobado. 

Nos referiremos en esta ocasión a Elvira Rawson, dejando para próximas entregas a Ángela Peralta Pino y Cecilia Grierson que también fueron un faro luminoso para todos los que queremos una educación más humana y un mundo más digno; así como a las Madres de la Plaza 25 de Mayo y a Sonia Beatriz González.  




Escuela Nº 546  
"Elvira  Rawson" 




Los alumnos de la escuela votando para elegir el nombre



El blog de la Escuela Nº 546 informa sobre la trayectoria de Elvira Rawson: 

Nacida en Junín el 19 de abril de 1867, recibió su título en 1892, orientando su práctica médica hacia las mujeres y los niños. Se desempeñó como docente en Higiene y Puericultura. Durante la revolución del 90 debió atender a heridos de ambos sectores y recibió el reconocimiento público del doctor Leandro N. Alem. En 1916 fundó en Uspallata, en la provincia de Mendoza, la primera colonia de vacaciones, institución dedicada al cuidado de niños débiles. De esta manera, lograba el apoyo del gobierno para una de sus grandes preocupaciones, los niños discapacitados y ponía al servicio de los mismos sus conocimientos en materia de pedagogía, sanidad escolar y protección de la niñez. Una de sus primeras propuestas, fue la obligatoriedad de la "copa de leche" en las escuelas. En el Congreso Internacional propuso cambios en el Código Civil que resultaban marcadamente progresistas, como la igualación de la patria potestad entre el padre y la madre, la libre administración de los bienes por parte de la mujer y el mantenimiento de todos los derechos individuales de la mujer (igualados, en gran medida, a los del hombre), aún después del matrimonio. 


La dirección del blog de la escuela es la siguiente:









Dra. Elvira Rawson de Dellepiane
Biografía. 1867 – 1954 


Esta biografía fue publicada por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. 



Nació en Junín - Provincia de Buenos Aires el 19 de abril de 1867, en el seno de una familia tradicional: su madre Elizarda Guiñazú Funes, era familiar del deán Gregorio Funes que integró la Primera Junta, y su padre, el Coronel Juan de Dios Rawson, fue combatiente en las batallas de Cepeda y Pavón. 

Al cumplir los 6 años se trasladó junto a su familia a la provincia argentina de Mendoza. Allí, finalizó sus estudios primarios e ingresó a la Escuela Normal donde se recibió de maestra en 1884. 

Se dice que tenía una inclinación natural por curar y que desde muy joven le había interesado la medicina. Sin embargo, en aquella época tan sólo tres mujeres habían podido inscribirse en la carrera de Medicina, y era por lo menos insólito que una “jovencita de bien” se dedicara a esas cosas, el lugar de la mujer era otro. Por eso, cuando en 1885, decidió ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, su familia se opuso y le quitó su apoyo económico. 

Las dificultades no la amedrentaron: consiguió empleo como maestra en la escuela de las cinco esquinas de Barrio Norte y rindió 9 materias de equivalencia para ingresar en la Universidad. Fue la única mujer en un curso de 84 hombres, fue también una de las primeras mujeres en conseguir un título universitario y la segunda médica recibida en la Argentina, luego de Cecilia Grierson. 

Elvira realizó sus primeras experiencias en la profesión en el Hospital Rivadavia. Allí se encontraba cuando se desencadenó la Revolución del Parque de 1890; solicitó autorización para atender a los heridos que se desangraban en las calles, pero se la denegaron recordándole que sólo podría atender a las víctimas del gobierno. Rawson sostuvo que “los hospitales son del pueblo y no del gobierno”, desobedeció las directivas, y salió a curar a los heridos de ambos bandos, arriesgando su vida. Esta labor fue reconocida públicamente por Guillermo Udaondo, Manuel Campos y, sobretodo, por Leandro N. Alem, quien le entregó un pergamino y un reloj de oro. 

Se graduó el 29 de septiembre de 1892 y poco después obtuvo su doctorado al presentar su tesis “Apuntes sobre la higiene en la mujer”, tratado que consiguió gran reconocimiento y fue elogiado por el prestigioso médico Gregorio Aráoz Alfaro. 

Con estos Apuntes, Elvira Rawson marcó el comienzo de su larga carrera dedicada a la salud de la mujer, su tesis se convirtió también en la primera iniciativa en enseñar la sexualidad femenina: estudió el ciclo vital de la mujer, sus necesidades físicas, educativas y morales. Como consideraba que era indispensable conocer las funciones del cuerpo para aprender a cuidarlo, en su tesis, se ocupó de los problemas de la pubertad, el matrimonio, el embarazo, el alumbramiento y la lactancia. Sin realizar una descripción explícita de las funciones corporales, dio a entender la necesidad de comprender los cambios físicos y mentales de cada ciclo, hecho muy importante por ejemplo para muchas niñas que veían la pubertad como un cambio inquietante, debido a la ignorancia de su propio cuerpo. 

Como relata Asunción Lavin en su libro Mujeres, feminismo y cambio social en Argentina, Chile y Uruguay (1890-1940): “Rawson de Dellepiane trató los problemas fisiológicos de la mujer en el matrimonio: se oponía al casamiento precoz por los daños fisiológicos que causaba en las jóvenes inmaduras y condenaba la estrecha consanguinidad que primaba en los matrimonios de provincia. También se ocupó de la incidencia creciente de enfermedades venéreas en Buenos Aires. Reconoció la sexualidad femenina al decir que el matrimonio "trayendo la satisfacción de los deseos venéreos ejerce una acción favorable sobre la salud de la mujer y contribuye a prolongar su vida". Destacó los aspectos positivos de la higiene marital y de la maternidad, y aconsejó a las mujeres casadas cómo cuidar sus órganos sexuales y cómo llevar a término un embarazo sano, con ejercicio. Además sostuvo que la mujer debía amamantar a sus hijos y que el embarazo es un estado natural y no una enfermedad. Elvira Rawson abrió el paso al estudio más amplio de asuntos que hasta entonces se consideraban "delicados", por medio de una mezcla hábil de temas fisiológicos, educativos y morales. 

Además de ejercer la medicina orientada hacia enfermedades y temas femeninos, se desarrolló como docente y profesora de higiene y puericultura. Fue médica inspectora y médica de la tercera sección de Higiene Escolar del Departamento Nacional de Higiene (la única mujer en integrar esos cargos públicos en aquel momento). Formó parte del Consejo Nacional de Educación, desde donde formuló propuestas tales como establecer la “copa de leche” obligatoria en las escuelas. Asimismo, en 1916 fundó y dirigió la primera institución dedicada al cuidado de niños discapacitados en Uspallata, Mendoza. 

Actuación política - Derechos femeninos 

Su innovadora y audaz tesis doctoral fue también el comienzo de su carrera política. Luego del reconocimiento de Leandro N. Alem por su desempeño durante la Revolución de 1890, Elvira dio su primer discurso político en la sede del partido radical y en la división del partido, ella se iría junto al sector llamado “los radicales” militando en la Unión Cívica Radical Yrigoyenista. Sin embargo, también llevó su visión rebelde a la política, ya que impulsó organizaciones independientes de la estructura partidaria y sólo contó con la UCR de modo episódico e inorgánico. 

Al mismo tiempo, a principios de siglo XX comenzó la lucha de las pioneras latinoamericanas en la defensa de los derechos de la mujer. Elvira Rawson, quien durante toda su vida buscó el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas, se convirtió en una de las primeras y más reconocidas feministas argentinas. Formó parte del Consejo Nacional de Mujeres, del cual se alejó para dedicarse a defender posturas más feministas y menos relacionadas con la beneficencia. 


“Queremos todos los derechos políticos debiendo ser tanto electoras como elegidas, porque desde que pagamos impuestos,trabajamos en el progreso del país y somos responsables ante las leyes, debemos poder legislar en todo lo que atañe a la grandeza de nuestra patria”. 


En 1905 participó de la creación del primer Centro Feminista del Libre Pensamiento cuya animadora principal es la doctora Julieta Lanteri Renshaw y se destacó su participación en las secciones de Sociología, Derecho y Educación del Primer Congreso Femenino Internacional, realizado en Buenos Aires en 1910 en ocasión del Centenario. 

Pero su feminismo era moderado, ya que adhería al pensamiento liberal y laicista, abogó por el divorcio vincular, pero con limitaciones que tendían a impedir la proliferación de las rupturas matrimoniales. También propulsó la creación de los hogares maternales (hogares para madres solteras), idea que se concretó hacia 1910 con el Centro Prohogares Maternales "Juana Gorriti", institución continuadora de la obra del Centro Feminista. Una de sus causas más importantes estuvo relacionada con su énfasis en modificar la legislación, buscando la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, tanto en el ámbito profesional, como en el social y familiar. Sus propuestas de reformar el Código Civil, presentadas en el Congreso Internacional de 1910, resultaron progresistas. Entre estas propuestas se destacan: 

   la igualación de la patria potestad entre el padre y la madre. 
   la libre administración de los bienes por parte de la mujer. 
   el mantenimiento de todos los derechos individuales de la mujer (igualados a los del hombre) aún después del matrimonio. 

Sus ideas resultaron muy avanzadas para la época y recién fueron incorporadas tanto en el derecho como en la sociedad varias décadas más tarde. No obstante, no se intimidó por la incomprensión de su tiempo y en 1919 fundó la Asociación Pro Derechos de la Mujer, junto a otras grandes feministas como Adelia Di Carlo y Alfonsina Storni. En poco tiempo, la Asociación tuvo 11.000 afiliadas que lucharon por la igualdad en el plano jurídico, político y social. Pronto se aprobó la Ley 11.317, de Protección a la Mujer Trabajadora, que estableció la prohibición del trabajo nocturno femenino. 

Elvira Rawson del Comité Pro Derechos de la Mujer afiliada a la Alianza Internacional para el Sufragio de las mujeres, fundada en Berlín en 1904 y Alicia Moreau Justo de la Unión Feminista Nacional, unificaron sus fuerzas en la pelea por el sufragio universal. Organizaron con éxito el simulacro de votación, con 19 urnas, superando las expectativas de mujeres que concurrieron. 

Madre y esposa 

Elvira Rawson resulta doblemente admirable ya que, de modo paralelo a sus numerosas luchas y actividades pudo formar una familia. En 1910 se casó con Manuel Dellepiane Sasso, con quien tuvo siete hijos: Roberto, Manuel, Julio, Juan Carlos, Raquel, Haydée y Franklin Dellepiane Rawson. 

En 1928 organizó el tercer Congreso Internacional Femenino. 

En 1940 se retira de la mayor parte de sus actividades, falleciendo el 4 de junio de 1954 a los 87 años en Buenos Aires. 

Elvira Rawson fue una de las primeras mujeres en obtener un título universitario y la segunda en graduarse de médica en la Argentina. 

Pionera en la defensa de los derechos de las mujeres y los niños, creó centros dedicados a la atención de madres solteras y chicos discapacitados. Ello la llevó a pronunciar: “Ningún problema social puede ser indiferente a la mujer”. 

Innovadora y vanguardista en el campo de la salud, las cuestiones legales, cívicas y sociales, así como en el modo de enfocar el rol de la mujer tanto en el hogar como en la sociedad; también fue madre de siete hijos y participó en política. 

Nunca se dejó limitar por los prejuicios de la época sino que siguió su corazón y, al hacerlo, sentó las bases para muchos de los logros femeninos del siglo XX. 


Referencias: 

- Wikipedia. 
- Proyecto Ameghino 
- Elvira Rawson de Dellepiane. - Focus On 
- Mujeres en Acción por Ana Paula Cordero. 

Fuente: 

Dora Barrancos: Inclusión / exclusión, Historia con mujeres, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires 2002. 


Artículo publicado en el sitio: 













Video acerca de Elvira Rawson 










Su participación en la Revolución del Parque 


Nota publicada en Mujeres Militantes Radicales de Córdoba, el 29 de febrero de 2012 


Fue una de las primeras médicas de la República, exactamente la tercera. Y fue un ejemplo para todos, una gloria nacional, modesta, sencilla y, objetivamente, una auténtica heroína. Falleció el 4 de junio de 1954 en la ciudad de Buenos Aires. 

Varios autores coinciden en señalar el 19 de abril de 1867 como la fecha de su nacimiento. Según el diario “La Nación”, nació en Mendoza. Edit Rosalía Gallo y Lily Sosa de Newton, indican que nació en Junín, provincia de Buenos Aires. 

Doctora Elvira Elvira Rawson desde su humanitaria y corajuda participación salvando vidas, siendo estudiante de Medicina en la Universidad de Buenos Aires, en las jornadas heroicas y muy peligrosas de la Revolución del 26 de julio de 1890. Allí, en esos días donde tronaban cañones y fusiles, la joven Elvira, sorteando mil peligros, se portó como una heroína, actos que fueron el prólogo de una muy larga vida, cuajada de ejemplos escasamente imitados. En esos días trágicos, se la vio correr a la casi niña Elvira Rawson, de un lado a otro, en las precarias ambulancias de esos tiempos, curando, calmando, “…esa estudiante de 23 años de edad curó y socorrió a los heridos, sin tregua ni descanso durante tres jornadas completas, con verdadero valor, tal vez sin saber que había testigos de su obra. El jefe del hospital de sangre establecido en el parque,….expresaba en el parte que dirigía al general Manuel Campos: Recomendable es, tambien, señor general, la conducta de la señorita Rawson, estudiante de medicina, la que en los últimos días, nos acompañó con celo digno de todo aplauso, cuidando con solicitud y contracción a nuestros heridos…”. El mismo general Manuel Campos expresó en su informe “No debo pasar adelante sin mencionar antes entre las personas que han prestado su consagración a los heridos, a la señorita Rawson, estudiante de medicina, que con su noble ejemplo animaba a los heridos y que allí en ese campo de desolación, era la digna representante de la mujer argentina, siempre pronta a la caridad y al sacrificio…” 

“Apenas dos meses después de estos hechos, a raíz de su destacada actuación, Leandro Alem le obsequiba un reloj de oro y un pergamino como un homenaje a los meritorios servicios prestados entre los héroes de las jornadas del Parque. Lo hacía durante el acto celebrado un 1º de septiembre de aquel mismo año en el Teatro Politeama, el mas grande de Buenos Aires. Allí se reunían todos para celebrar con honor el prirmer aniversario de la fundación de la Unión Cívica. El edificio había quedado repleto, una verdadera multitud quería participar de la fiesta. Una banda de música ubicada a la entrada tocó desde las siete hasta las nueve de la noche conjugando sus acordes con aquellos que provenían de la orquesta de 60 músicos que se encontraban convenientemente distribuídos en su interior. Hablaron Barraetaveña, Varangot, Mantilla, Castellanos, Lastra, también la señorita Elvira Rawson pronunció un discurso que quedó transcripto en el libro Unión Cívica: 


“Cívicos: La mujer argentina no ha podido acallar en su alma el grito de júbilo y aplauso sincero, que desde un extremo al otro de la República, ha despertado unánime esa legión de patriotas que se llama Unión Cívica. Envuelta en esa oleada de entusiasmo, me ha cabido el honor de ser la intérprete de sus ideas, y no es preciso que diga si orgullosa y complacida acepté la misión…Creíamos en el patriotismo, la virilidad y el valor eran recuerdos de otros tiempos que pasaron para nunca más volver., y cuanto mas el desaliento nos invadía, habéis venido a probar que sois dignos herederos del sacro nombre que nos legaron nuestros padres. Os habíamos hecho una injusticia, y hoy, complacidas, venimos a devolveros vuestro crédito. ¡Al fin sois argentinos.” 


Allí mismo Alem, que se encontraba enfermo, se sobrepuso a este impedimento porque quería dar una respuesta personal a quien acababa de oír, al menos a través de una breve alocución con que ensalzó la misión e influencia, así como los sentimientos patrióticos de la mujer argentina. (1) 

Así comenzó, en circunstancias a la par que históricas, muy dolorosas el compromiso de Elvira Rawson con la democracia y específicamente con la Unión Cívica Radical, que se mantuvo enhiesta, líneal, de bajo perfil, pues jamás estuvo montada en la publicidad ni cosa parecida y sin cuartos intermedios hasta el final de su larga vida. 

La doctora Elvira Rawson de Dellepiane, madre de diez hijos, maestra, médica ejemplar, bregó sin cansancio, sin rendirse por la libertad, combatió al fascismo, se solidarizo, por cierto con la lucha republicana en la Guerra Civil Española, defendió ardorosamente por medio de múltiples iniciativas los derechos de la mujer y sufrió todas las molestias que los déspotas reservan a los que, para ellos, peligrosos seres que solo ansían la libertad. 

Propuso modificaciones al Código Civil, algunos de los cuales fueron adoptados para ser plasmados en proyectos por varios diputados nacionales de la U.C.R. entre ellos por el doctor Rogelio Araya, a la sazón presidente del Comité Nacional de la UCR. Vivió, la gran ciudadana hasta ver consagrado el voto femenino. No desempeñó cargo electivo alguno. Seguramente sus altos años la ponían por encima de esas candidaturas que hubiese desempeñado con enorme capacidad y honor. 


(1) S/ Elvira Rawson cfr. de la Lic. Edit Rosalía Gallo de Giacobone “Las mujeres en el radicalismo Argentino 1890-1991”, EUDEBa, Buenos Aires, 1991, págs. 15 y sgts. 


Hospital de Sangre establecido en el Parque 


Artículo publicado el 04/11/12 en el blog de Mujeres Militantes Radicales de Córdoba: 








Su destacado rol como feminista


Una de las primeras feministas argentinas 


Por Irene Ocampo y Elizabeth Fernández 

Publicado en RIMAweb, 9 de junio del 2004 



Irene Ocampo nació en Santa Fe en 1968. Vive y trabaja en Rosario. Es periodista, traductora y librera. Actualmente coordina la Red Informativa de Mujeres de Argentina. En 2005 creó junto a Gabriela De Cicco el sello editorial lésbico feminista Hipólita Ediciones. Editó junto a Gabriela De Cicco el tríptico poético “Crucerito. Tíckets de poesía” desde el año 1995 hasta el 2000. Participó en diversas mesas de lectura, y en el VI Festival Latinoamericano de Poesía de Rosario en 1997, y en el Encuentro Nacional de Escritoras, en Buenos Aires en 2000. Su poesía se publicó en diversas antologías locales, y en revistas nacionales y latinoamericanas. Su libro Autoficción obtuvo mención especial en el Premio Felipe Aldana del año 2000 que otorgo la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario. 

Elizabeth Fernández Campo es responsable del Area administrativa organizacional del sitio RIMAweb. 



Elvira Rawson nació en Buenos Aires en 1867. Fue una de las primeras mujeres que accedió a un título universitario, convirtiéndose en la segunda médica argentina en1892, tres años después que Cecilia Grierson. Para ello se empleó en la escuela de las cinco Esquinas del Barrio Norte ya que su padre le denegó todo tipo de ayuda económica. 

Durante la Revolución del Parque en 1890, atendió a numerosos heridos de ambos bandos, aunque adhería a la Unión Cívica Radical, en el Hospital Rivadavia, desobedeciendo las directivas de sus superiores, y arriesgando su vida. 

Su primer discurso lo dio en la sede del partido radical, donde recibió de la mano de Leandro Alem un reloj de oro y un pergamino. En la división del partido, ella se iría junto al sector llamado "los radicales". Ejerció la medicina orientada hacia enfermedades de mujeres, mientras se desarrolló como docente y profesora de higiene y puericultura. 

Más tarde, Elvira Rawson forma parte del Consejo Nacional de Mujeres, que editó la Revista de ese grupo. Estaba integrado por una amplio arco ideológico, del cual posteriormente ella se separa ya que se inclinaba por posiciones más específicamente feministas, alejándose así de las posiciones de pura beneficencia y presenta un trabajo de reforma del Código Civil. 

Fue una de las fundadoras del primer Centro Feminista. 

En 1918 se casó con Manuel Dellepiane, y tuvo 10 hijos. 

También tuvo una destacada actuación en el Primer Congreso Femenino Internacional, realizado en Buenos Aires en 1910. Militó en la Unión Cívica Radical yrigoyenista, impulsó organizaciones independientes de la estructura partidaria, y sólo contó con la UCR de modo episódico e inorgánico. 

En 1919 fundó junto a Adelina Di Carlo, Emma Day, y Alfonsina Storni entre otras, que respondían a un amplio espectro ideológico, la Asociación Pro Derechos de la Mujer. La asociación llegó a tener once mil afiliadas. 

Elvira Rawson del Comité Pro Derechos de la Mujer y Alicia Moreau Justo de la Unión Feminista Nacional, unificaron sus fuerzas en la pelea por el sufragio universal. Organizaron con éxito el simulacro de votación, con 19 urnas, superando las expectativas de mujeres que concurrieron. 

Durante el resto de su vida participó de innumerables congresos internacionales. En 1928 organizó el tercer Congreso Internacional Femenino. Al estallar la guerra civil española fue impulsora de innumerables actividades en solidaridad. 

En 1951 verá concretada su pelea por el voto femenino. Murió a los 87 años en 1954, en Buenos Aires. 


Fuente: Mónica Deleis, Ricardo de Titto, Diego L. Arguindeguy: Mujeres de la Política Argentina, Editorial Aguilar. Argentina 2001. 


Sobre Elvira Rawson 

"En el año 1905 se funda el Centro Feminista dirigido por Elvira Rawson de Dellepiane cuyos propósitos son "propender a la emancipación intelectual, moral y material de la mujer, cualesquiera sean sus condiciones sociales." La doctora Rawson, segunda médica graduada en el país, de quién se dice que asistió a los heridos durante la revolución radical del '90, puede tal vez reclamar para sí la condición de la primera argentina que se expresó en un acto callejero, junto con la señorita Eufrasia Cabral, arengando a la Unión Cívica en las jornadas del Parque.16 En el mismo año se menciona también la creación de La Liga Feminista Nacional de la República Argentina, afiliada a la Alianza Internacional para el Sufragio de las mujeres, fundada en Berlín en 1904. Alrededor de 1905, se crea el Primer Centro Feminista del Libre Pensamiento cuya animadora principal es la doctora Julieta Lanteri Renshaw". 

Fuente: María del Carmen Feijoó: Las Feministas, fascículo de la colección La vida de nuestro pueblo, CEAL, 1982, Buenos Aires. 


La Prensa refleja mejor la crítica de Elvira Rawson a la opuesta composición ideológica del movimiento de mujeres en 1910, que dividió aguas entre las reformistas y las tradicionales, tal como hemos visto. Al abrir el Congreso (III Congreso Feminista Internacional, realizado en Buenos Aires en 1920) -según ese diario-, reflexionó sobre las últimas, así como hizo mención del entorno social pacato y retractivo, lo que no está presente en la nota de La Nación. He aquí las elocuentes palabras de Rawson que La Prensa incorporó a su registro: 


«No sin miedo emprendimos la tarea pues las cadenas de ancestrales nos ataban y la resistencia del medio ambiente a toda manifestación feminista, cuya esencia Y fuerza no conocían, era formidables. Por otra parte, la hostilidad ejercida por algunas asociaciones de damas de las que se asustan sin saber por qué; la orfandad en la que nos dejaron los poderes públicos; la tenaz y violenta lucha por conceptos y derechos que en ese momento conmovían todos los espíritus y entre cuyas fluctuaciones fatalmente nos veíamos envueltas, hacíamos temblar pero no anularon nuestra voluntad y valor, y con el sólo y único caudal de nuestra conciencia, de nuestro anhelos de hacer obra buena, abrimos la liza sin estar seguras si en cada delegada tendríamos una aliada o una enemiga». 


No tengo dudas de que Elvira Rawson quería enmarcar se ideario feminista dentro de una perspectiva de justicia social y testimoniar acerca de las relaciones de la causa feminista con otras más amplias, a fin de reformar la sociedad y las relaciones entre los países. 

No les escapaban los problemas actuales traídos por la voracidad imperialista y resulta claro que la inclusión del tratamiento de la doctrina Monroe respondía a la tendencia más crítica de los grupos femeninos allí representados, aunque estuvieran coloreados pro su pertenencia a los sectores medios y más acomodados. Ello la llevó a pronunciar: 


«Ningún problema social puede ser indiferente a la mujer. Ligada con los seres que ella crea, que ella plasma, que ella ama, es la vida de todos, es el bien común lo que ellos representan, y no puede haber ningún precepto razonable y justo que la condenen a ser expectantes (sic), inerme y silenciosa cuando esos problemas se trata». 


Debió continuar luego con un contundente rechazo al predominio de algunas naciones que correspondían a una percepción antiimperialista que tal vez no se haya visto en todo su significado. Su discurso fue elocuente ene te punto ya que fueron las alusiones a la barbarie de la guerra - consecuencia de los intereses imperiales en juego y no fatalidad indescifrable; la humanidad-, y las injusticias sociales, las que e1igió para el cierre de su alocución: 


«Si las guerras por predominio económico o territorial -rapiñas encubiertas bajo el nombre de misiones civilizadoras- pueden aún asolar a la humanidad; si la maternidad en ciertas condiciones es todavía un crimen social y hay millones de inocentes que no disfrutan del cariño y protección de los genitores y sufren cual criminales el desprecio social, es porque la mujer es cobarde o es insensible o es ignorante de su propia fuerza y deber. Basta ya de guerras que siegan la vida las vidas que nosotras damos con peligro de la vida nuestra, basta de crímenes sociales ejercidos a la sombra de los prejuicios y el egoísmo criminal de unos siembre y el egoísmo criminal de los otros tolere. ¿Puede extrañamos que Elvira volviera los dardos sobre las propias mujeres a la hora de repartir responsabilidades? El feminismo que la inspiraba estaba tal vez más preocupado por la inconciencia del género que por la sedimentada herencia del patriarcado, es más, es difícil encontrar ese concepto en el clima de época. Si la soberanía de los varones sojuzgaba desde el fondo de la historia a las mujeres, fue muy propio de los albores del feminismo y, sobre todo, desde fines del XIX en que arreciaron las protestas y las exigencias, denunciar la coautoría y subrayar la eficacia de la conducta voluntaria de las sometidas. Aun en nuestros días hay vestigios de ese legado y todavía no ha sido superado el estigma que padecen las violadas, golpeadas y maltratadas en general acerca de su propia culpabilidad; además, lo que es aun peor, sobreviven en ciertas torcidas interpretaciones que realizan órdenes tales como la salud, la educación y la justicia incluso bajo el imperio de la renovación de intervenciones y re orientaciones de sentido»" 


Fuente: Dora Barrancos: Inclusión / exclusión, Historia con mujeres, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires 2002. 

Publicado en el sitio: 











Un hito del movimiento feminista argentino 


El centenario del primer Congreso Femenino Internacional 


Por Mariana Carbajal 

Publicado en Página 12 el 2 de mayo de 2010 


Mariana Carbajal es una periodista argentina. Nació el 12 de septiembre de 1969. Escribe hace muchos años para diversos medios gráficos de la Argentina. Trabaja en el diario Página 12. Estudió Periodismo en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. El 22 de octubre de 2009, su libro "El aborto en debate, aportes para una discusión pendiente" fue declarado de interés municipal por la Legislatura de la ciudad de Rosario. Obtuvo el Premio Lola Mora (que entrega la Dirección General de la Mujer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) en la edición 2010, en las categorías de Prensa Gráfica y de Televisión por su columna en Estudio País Bicentenario, de Canal 7. 



Fue para el primer centenario y un verdadero hito en la lucha por la igualdad de derechos. Lo organizaron las primeras académicas, sindicalistas, profesionales y políticas del país, y recibió delegaciones de otros y adhesiones de muchos más. Este mes se realiza el segundo, en homenaje a estas pioneras que discutieron temas que, en varios casos, siguen siendo cotidianos. 

Académicas, sindicalistas, políticas y profesionales se reunían cien años atrás en Buenos Aires en el I Congreso Femenino Internacional de la República Argentina para debatir el rol de las mujeres. Un siglo después, se acaban de publicar en un libro las actas y las conclusiones de aquellas jornadas, rescatados sus facsímiles de los archivos de la OEA y la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Es un material riquísimo que reafirma que algunas denuncias de entonces todavía siguen vigentes, como la disparidad salarial entre hombres y mujeres, la “esclavitud doméstica” y la complicidad de estamentos gubernamentales en la explotación de la prostitución. Para conmemorar el centenario y hacer un balance de los avances y los retrocesos a lo largo del siglo, entre el 19 y 22 de mayo se hará el II Congreso Feminista. Ya se inscribieron alrededor de un millar de participantes. Como en 1910, no se permitirá la presencia de varones. 

Las primeras médicas y educadoras, pioneras y luchadoras por la igualdad de derechos, como Cecilia Grierson, Julieta Lanteri, Elvira Rawson, Alicia Moreau, Petrona Eyle, Sara Justo, Cecilia Muzzilli y Fenia Cherkoff de Repetto, estuvieron entre las organizadoras de aquel I Congreso Femenino. Llevaban ya una década de militancia social y activismo. Feministas de la “Primera Ola”, peleaban por el derecho al voto, la participación política y sindical y una ley de divorcio, entre otras reivindicaciones. De la lectura de las actas surgen algunas curiosidades de época, como la propuesta durante las sesiones de restringir el hábito del “beso y el mate” en tiempos de tuberculosis. 

“El I Congreso fue convocado por la Asociación Universitaria Argentina. Pero distó de tener un tinte exclusivamente académico, por el tono de sus debates y la participación también de mujeres no universitarias, ligadas al mundo gremial y político comprometido con el feminismo”, señala María Cillis, ingeniera de profesión, una de las impulsoras de la nueva convocatoria. “No participaron ni las anarquistas ni las comunistas”, apunta Delia Jaitte, psicóloga social y profesora de inglés, también parte la organización del II Congreso. La charla con Página/12 transcurre en el Museo de la Mujer, un centro cultural que fundó y dirige en el pasaje Rivarola 175 la historiadora feminista Graciela Tejero Coni, otro de los motores de la movida. Tejero Coni hace una pintura de la época:

 –La primera década del siglo comenzó teñida por las luchas que las mujeres venían protagonizando junto a la incipiente clase obrera, desde enero de 1888, en que las domésticas de Buenos Aires fueron a la huelga contra la imposición de la libreta de conchabo, y en 1889, cuando las modistas de Rosario tomaron igual medida. Muchas fueron las huelgas y manifestaciones que organizaron las mujeres: las obreras del tabaco, en 1896, las costureras, las lavanderas, las alpargateras de La Argentina en 1901, las tabaqueras de La Generosa, La Favorita y Garello y Agrifoglia, en 1904, las obreras de la Compañía General de Fósforos, en 1906, las telefónicas, en 1907, y muchas más. En 1910 se registraron 298 huelgas, todas con significativa participación de las mujeres. También se extendía el movimiento sufragista, que exigía el reconocimiento de ciudadanía y participación política. A comienzos de siglo miles de mujeres se sumaron a la creación de centros femeninos intelectuales y políticos. En 1904, la Asociación de Universitarias Argentinas, con participación de algunas socialistas como Sara Justo; en 1905, el Centro Feminista dirigido por Elvira Rawson de Dellepiane, cuyos propósitos eran “propender a la emancipación intelectual, moral y material de las mujer, cualesquiera sean sus condiciones sociales”; el mismo año se creó la Liga Feminista Nacional de la República Argentina –afiliada a la Alianza Internacional para el Sufragio de las Mujeres de Berlín– y también el Primer Centro Feminista del Libre Pensamiento, cuya principal figura fue la médica Julieta Lanteri. 

El rastreo de las actas del I Congreso fue arduo, cuenta Tejero Coni. A poco de terminar, la comisión organizadora publicó en 1910 en la imprenta de Fallica y Escoffier un folleto que tituló “Votos del Congreso”, y que incluía las conclusiones aprobadas. Un año después encargó a la Imprenta A. Ceppi la edición de todos los trabajos y las discusiones de cada jornada. Pero los originales de esos valiosos documentos están guardados, amarillentos, sin microfilmar, en el Tesoro de la Biblioteca Nacional, y no están disponibles para todo el público. Durante un tiempo Tejero Coni fue periódicamente a copiarlos de puño y letra, ya que tampoco se pueden fotocopiar. Hasta que la historiadora feminista española Marysa Navarro le dio la maravillosa noticia de que los había encontrado en Estados Unidos, en las bibliotecas de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Universidad de Harvard. Rescatadas del olvido, aquellas actas pueden leerse ahora en el libro Centenario del Primer Congreso Femenino Internacional, que la organización del II Congreso acaba de publicar, en una edición conmemorativa de casi seiscientas páginas, que se presentó el lunes en la Feria del Libro. La foto que ilustra la tapa del libro también tiene su historia: es del acto inaugural, casi no se distinguen las caras, pero sí se observan sobre sus cabezas grandes sombreros, típicos de la moda de principio de siglo en la metrópoli. Entre las presentes, se distingue Ernestina López, educadora y escritora, rectora fundadora del Liceo Nacional de Señoritas, a cargo del discurso de apertura del evento. “Es el único registro fotográfico del I Congreso. Estaba en un ejemplar de la revista PBT, del 28 de mayo de 1910. Estuvimos dos años y medio buscándolo. Ni la Biblioteca Nacional ni la del Congreso tiene colecciones de PBT. Finalmente lo encontramos en el archivo de la Universidad F.A.S.T.A. de Mar del Plata”, señala Tejero Coni. La Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino pertenece al Opus Dei. “Por supuesto no les dijimos para qué la queríamos”, se ríe la historiadora. 

Cecilia Grierson, primera médica del país, fue la presidenta del Congreso. Hubo participantes argentinas y también delegaciones de chilenas, uruguayas, paraguayas y de peruanas. Marie Curie, María Montessori, la condesa de Pardo Bazán y Hellen Kay, fueron miembros honorarios. 

Establecer lazos de unión entre todas las mujeres del mundo, y modificar prejuicios, tratando de mejorar la situación social de muchas mujeres, fueron algunos de los objetivos de aquella reunión feminista. Pero para neutralizarla se promovió desde el poder un encuentro paralelo. “El gobierno oligárquico de Figueroa Alcorta ordenó al Consejo Nacional de Mujeres la realización de uno paralelo que denominó ‘Congreso Patriótico y Exposición del Centenario’ y, entre otras cosas, votó no aspirar al derecho de sufragio ‘por reconocer que los derechos cívicos deben ser patrimonio exclusivo del hombre culto y moral’”, rememora Tejero Coni. La disputa política se desplegó en dos planos, el nacional y el democrático, particularmente referido a las mujeres; el primero en relación al verdadero sentido de lo “patriótico” frente a la coerción de un Estado oligárquico dependiente del Imperio Británico y el segundo, en lucha por un “feminismo” liberador frente a un modelo patriarcal de familia, apunta a Página/12. “Medios como el diario La Prensa, vocero de los sectores dominantes del poder, hicieron suya la polémica. Decía que el Congreso paralelo ‘consulta con más acierto las inclinaciones morales y positivas de la civilización moderna’, por ejemplo”, señala la directora del Museo de la Mujer. 

–¿Por qué se llamó femenino y no feminista?

–Evidentemente fue algo que se discutió y acordó. Pero durante las sesiones, incluso en la inauguración, se habla de feminismo. De qué feminismo estamos hablando es la pregunta que atraviesa el I Congreso. 


Julieta Lanteri hablando en el Congreso 



Los temas y las ponencias que se trataron en el Primer Congreso 

“Su mayor dolor y vergüenza” 


Por Mariana Carbajal 


Prostitución, matrimonio, divorcio, derechos gremiales, salarios, dependencia y la “insana” educación que recibían las mujeres fueron temas del encuentro hace un siglo. 

Hubo decenas de ponencias en I Congreso Femenino Internacional que se desarrolló en 1910. Julieta Lanteri –sexta médica recibida en el país, en 1906, luchadora incansable por el voto y la participación política femenina, primera en votar en una convocatoria municipal en 1911– presentó un trabajo sobre la prostitución. “Es para la mujer moderna su mayor dolor y su mayor vergüenza”, afirmó. Y formuló un voto de protesta “contra la tolerancia de los gobiernos que la sostienen y explotan”. El tema generó un debate acalorado. Finalmente, la propuesta se votó afirmativamente. 

Otra expositora, “la señorita Agustina Maraval, del Club Atalanta”, planteó que se “fomenten los clubes femeninos con tendencia a la educación física”. Fundamentó su moción al afirmar que “la educación física de la mujer es indispensable para obtener su independencia moral y social y es un factor importante para la evolución de su mentalidad”. Carolina Muzzilli, obrera y luchadora por los derechos obreros y de las mujeres y la niñez, se explayó sobre la necesidad de sancionar una ley de divorcio. “¿Por qué, si todo evoluciona, amoldándose a las necesidades del momento histórico, el contrato matrimonial en nuestro país no ha evolucionado admitiendo el divorcio como consecuencia lógica? Negar el divorcio es efecto de rancios prejuicios y la negación completa de la conciencia, de la razón y de la moral. Negar el divorcio es admitir el adulterio, escuela práctica de infelicidades”, decía Muzzilli. Tuvieron que pasar 75 años para que el divorcio vincular se convirtiera en ley. 

La médica española Concepción Aleixandre (1862-1952), quien ejercía en 1891 como ginecóloga en el Hospital de la Princesa de Madrid, expuso sobre la mujer en la medicina a lo largo de la historia, y rescató, entre otras, a la ateniense Agnodice, que vestida de hombre en el siglo IV A. C., fue a Alejandría a estudiar medicina y obstetricia y al regresar a Atenas, todavía disfrazada de hombre, ejerció su profesión con éxito entre las mujeres de la aristocracia. Los médicos atenienses se sintieron celosos de sus éxitos y la denunciaron como “uno que corrompe a las esposas de los hombres”. Agnodice reveló entonces que era una mujer y fue condenada a muerte. Las mujeres de la ciudad, presentándose ante los jueces, amenazaron con morir con ella si era ejecutada. La resistencia organizada funcionó, Agnodice fue liberada y se le permitió seguir ejerciendo la medicina vestida y peinada como quisiera. 

La socialista Juana María Begino –una de las impulsoras de la Unión Gremial Femenina en 1904– abordó “la condición económica de la mujer”. “Admitida la premisa de que la independencia económica es la base de todas las independencias, la mujer no podrá considerarse enteramente libre mientras no haya logrado independizarse de la tutela masculina, por el esfuerzo de su labor moral e intelectual. Sabido es que, hoy por hoy, la mujer recurre al matrimonio como al seguro refugio que ha de preservarla de la miseria, pasando de este modo a ser del dominio absoluto de aquel que la mantiene, habiéndola comprado más antes en el mercado de la sociedad en que se comercia con todo; con todo, hasta con el amor, preciado don de la vida”. Begino también abogó por derechos laborales para las obreras, que incluyeran una licencia por maternidad, y por la protección de la infancia: “En lugar de cárceles o casas correccionales de menores, podrían hacerse escuelas, salas de recreo, jardines de infantes, etc. Para ir educando a la niñez en armonía con la naturaleza y preparándola, no para que vaya a ocupar más tarde las celdas sombrías de una cárcel ni a caer bajo el poder ominoso de un pervertido sectarismo”. El derecho al voto, la sobrecarga y la doble jornada laboral por el trabajo doméstico, “la educación deficiente y casi insana” que recibían las mujeres en aquel entonces, y la disparidad de salarios entre hombres y mujeres fueron otros de los ejes de las ponencias. 









El Voto Femenino en Argentina 


Por:  Hilda



El derecho al sufragio, en el marco del sistema democrático, no fue una conquista fácil, y el voto de la mujer particularmente, se transformó en una lucha de siglos, a nivel mundial. En Argentina, merecen destacarse algunas mujeres que con su tenacidad y vocación de reivindicaciones de género, hicieron posible la concreción de ese derecho. 

Las mujeres estaban aún en los albores del siglo XX, alejadas del mundo político. Una de las primeras mujeres argentinas, que se arriesgó a incursionar en ese ámbito, tradicionalmente masculino, fue Alicia Moreau de Justo, una londinense, nacida en 1885, que adoptó a la Argentina como su patria, cuando emigró a esa tierra siendo muy pequeña. Primero estudió una carrera típicamente femenina, recibiéndose de maestra y profesora en la Escuela Normal número 1. Sin embargo su espíritu inquieto la llevó a arriesgarse a entrar en el campo de la salud, donde las mujeres existían, pero dentro de la enfermería, y no tanto como médicas. Ella logró recibirse con un promedio destacado, en 1914. 


Alicia Moreau de Justo


Mientras estudiaba conoció a otras mujeres con ansias de superación, como Fenia Chertkoff, de origen ruso, lugar en el que ya había militado políticamente. Se radicó en Argentina ya en la edad adulta, capacitándose en ese país y en el extranjero como pedagoga, con profundos conocimientos en psicología infantil. Con ella, y otras compañeras, Alicia Moreau, fundó en 1902, el “Centro Socialista Feminista” y “La Unión Gremial Argentina”. 


Fenia Chertkoff



En 1905, Elvira Dellepiane de Rawson, fundó el Centro Feminista. En 1907, Alicia Moreau, acompañada por Sara Justo, Julieta Lanteri y Elvira Rawson de Dellepiane, inauguraron el Comité Por-Sufragio Femenino, alentando la participación de la mujer en la vida política, a través de la realización de campañas en favor de sus candidatos. 

Mesa de votación femenina



En 1920 se realizó, auspiciado por la Unión Feminista Nacional, fundada por Alicia Moreau de Justo dos años antes, un simulacro de comicio, mientras se efectuaban las elecciones municipales, en el que también participaron el Partido Feminista Nacional, conducido por Alfonsina Storni (poetisa que denunció en sus poesías los abusos que se cometían contra las mujeres) y María Luisa Lanteri, y el Comité Pro-Derechos de la Mujer. Triunfó el Partido Socialista, por 2000 votos sobre un total de 3878 emitidos. La provincia argentina, pionera en otorgar el derecho de voto a la mujer, fue San Juan, en el año 1927, pero esta ley, cuyo proyecto perteneció al gobernador, Aldo Cantoni, y que permitió a dos mujeres acceder a cargos públicos, una como intendente y otra como diputada, fue derogada tras el golpe militar de 1930. 

Julieta Lantieri supervisando la votación


Los diputados socialistas Mario Bravo y Alfredo Palacios, presentaron proyectos de ley sobre el tema, pero nunca vieron la luz. En 1933 la Unión Cívica Radical, creó la Asociación de Mujeres, y en 1946 el Partido Laborista con la innegable influencia de la esposa del presidente Juan Domingo Perón, Eva Duarte, fundó la Secretaría Femenina del Partido. La Unión Cívica Radical, en el mismo rumbo que su opositor, creó su propia Secretaría Femenina. Tres años después ya constituido el Partido Justicialista, también éste contó con su rama femenina. 


Eva Duarte de Perón

Fue en el año 1947, en el mes de septiembre, y por la decisiva influencia de María Eva Duarte de Perón, que se sancionó la ley 13.010, que permitió a las mujeres acceder a las urnas, participando políticamente en el sistema democrático argentino. La reforma constitucional de 1949, legalizó la participación de las mujeres, que por primera vez votaron el 11 de noviembre de 1951, en elecciones a nivel nacional. En esta oportunidad, 24 bancas de diputados fueron ocupadas por mujeres, y 9 de senadoras. 

Este gran triunfo significó un paso decisivo para comenzar a andar con pasos femeninos en el mundo democrático argentino, pero eran pasos vacilantes, ya que los hombres obstaculizaban el acceso de las féminas a un mundo que creían para ellos reservado. 


1951: Por primera vez, votan todas las mujeres

La Ley de Cupos, que recién fue sancionada, el 6 de noviembre de 1991, estableció que obligatoriamente las listas de candidatos a cargos electivos, deberían contar por lo menos con un 30 % de mujeres. 

La presidenta actual de la Argentina, es un claro exponente de una mujer que llegó al poder por el voto popular, en Argentina, en elecciones democráticas. La otra mujer que ejerció el mando del poder ejecutivo nacional, fue María Estela Martínez de Perón, pero para completar el mandato del presidente Perón, su esposo, que había fallecido, en su carácter de vicepresidenta. 


Artículo publicado en el sitio: 






Videos 
sobre el voto femenino 
en Argentina 




 Señora... puede usted votar... 
Minidocumental sobre el voto femenino a nivel municipal 
en la Provincia de Santa Fe en la década del 30.




Documenta - Voto Femenino 
Programa sobre el voto femenino del ciclo 
del periodista Román Lejtman en América 2.








2 comentarios:

  1. Que buen trabajo!!! Cuánta informacion!!Gracias, Eduardo. Ojala que el Ministerio nos de el ok rapidamente antes de que finalice el año.

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  2. Apoyo moción de Claudia Mauri. ¡¡¡Felicitaciones profe Eduardo!!! Debemos compartir más las experiencias en nuestra escuela.

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